Una de las pocas
cosas que
valen la pena hacer
es escribir
en silencio.
Dejar que un estruendo
salga
en violencia muda
a marchar
por la
mañana tiesa.
Hacerse
un mundo
que no oiga
que no diga
sino
silencio
Y pausa. Dejar
que el estruendo
pase
y que las
bisagras
giren
en terrible
silencio. En un
giro que
es casi pausa:
Tan lento tan
silencio.
Y que el portón se
cierre,
que quedes dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario